Fui invitado por la directiva de las jornadas en el congreso del Agua en México, que ese año se celebraba en la ciudad de Cuernavaca a unos 100 kilómetros del DF...
El objetivo de la asistencia era dar una ponencia sobre cómo dar a los niños más cultura sobre el uso del agua a través de esa fabulosa herramienta que es internet. De la misma manera que generé detractores también tuve gente a favor y dentro de las personas que estaban en este último grupo, se me acercó, a la hora del café, una catedrática, de la Universidad Autónoma de México y me propuso amabilísimamente.
.-Señor he seguido con sumo interés su ponencia y sé que ha tenido que recortarla a 20 minutos por que el programa no daba para más. Sería para mi in honor invitarle a La Universidad de México DF a que usted les contara sus experiencias a mis alumnos.
¿El jueves que viene digamos a las 10 de la mañana? allí usted podrá extenderse por más de 2 horas.
Me cayó como un jarro de agua fría, porque creo que en mi ponencia hice más enemigos que amigos. Le dije:
.- Bueno, será un placer. Ya que ha habido tanta controversia si esto le ha gustado, intentaré satisfacerla a usted y aquellas personas que, al menos, me mostraron simpatía.
Ella me contestó:
-.Mire no es un problema de gustar. Creo que esto no estaba en el encaje político de muchos de los asistentes, pero en mi caso, me parece una oportunidad excepcional para que usted cuente y lo desarrolle en la universidad de México DF, donde se forma a las nuevas generaciones. Intentemos enseñarles, desde el principio, de esta manera no serán renuentes a los cambios y las mejoras que la Sociedad les va a demandar.
Quedamos en que iría de Cuernavaca al DF en Autobús ese jueves por la mañana y ella me recogería en la estación de autobuses para poder ir juntos a la universidad. De allí, una vez terminado cogería un Taxi para atravesar al Paseo de Reforma y llegar mi morada en el DF, el Hotel Maria Cristina.