He estado todo el día por ahí haciendo el cabra con el Moscovich y todo bajo control. Parece que me estoy adaptando. Cada día mido mejor el tiempo de la gasolina y llego a la gasolinera con uno o dos litros. Es decir, que el hombre se adapta a lo que tiene y es estar un poco pendiente de lo que te importa para no quedarte tirado. También siento que sudo menos quizá por que ya no tengo la tensión nerviosa cuando subo al coche se lo que me espera y como salir de los aprietos y eso te hace ir más relajado en países tropicales con tanto calor y humedad cualquier punto de nerviosismo te hace romper a sudar.
Por la tarde decido y a ver a unos amigos en Centro Habana y cuando les llevo unos presentes y cuando voy a sacar del maletero unas cajas de cartón, me encuentro con que la llave gira loca. No abre la cerradura. Por más que insisto no abre. Esta es la sorpresa del día. El maletero no abre. No sería grave si no fuera porque el depósito de gasolina inventado está dentro del maletero y si no abro no puedo cargar gasolina así que hay que abrir.
Angelito me ayuda con la llave. Yo, por mi genética zurda, para las cerraduras soy un poco zote. Así que prefiero dejar a alguien que sea diestro y se apañe, pero nada, que no se abre. En ese momento Angelito levanta la mirada y me dice
- Mira quien va por ahí.
Era el padrino.(*9) justo pasaba por la calle. Su mamá vive en Galiano e iba de paso a su casa. El Vive en San Miguel, en un barrio que ellos tildan de conflictivo que se llama “La Korea” pero a veces pernocta en la ciudad.
Me dice ¿Qué bolá? Me da un abrazo de hermandad y me pregunta que cuando voy a verle. Que él sabía que estaba por La Habana.
- Pienso en ir mañana, he comprado algunas cosas en el Yerbero y quiero consultarte varios asuntos.
- Ok ahijado ven mañana ¿y qué os pasa?
- El portón que no abre.
Con esa decisión que le caracteriza, una mirada penetrante se dirige al coche y dice, que le deje. Agarra el portón y mientras gira la llave con una mano con la otra hace un vaivén bien fuerte. Al segundo intento la abre.
- Ya está, bueno hasta mañana.
Se da la vuelta con autoridad y se pierde por San Lázaro.