Vengo de Cuatro caminos, había ido a comprar material a una tienda que se llama el Yerbero. El Yerbero es un lugar típico que vende productos para la Santería. Y demás religiones Yorubas. Imágenes, hierbas, velas, collares de cuentas, soperas para Obatalá, productos para confeccionar todo tipo de amuletos y fetichismos. A eso de las 13:00 Horas me dispongo a dejar en su casa a Angelito que me había acompañado. Al pasar por Neptuno me hacen señas para a dar boteo. No me sirve es un hombre prieto, mayor unos 60 años, hubiera sido un abuso. Además voy acompañado y lo tengo que hacer a solas.
Noto que el coche le cuesta salir de las paradas más de lo normal. Está un poco frenado pero lo achaco a que habría dejado el freno de mano un poco dado .Estos se calientan y las zapatas se dilatan ( si zapata… nada de disco, que es un coche de la postguerra). Le dejo en su casa y me dispongo a salir a la calle Zanja para poder mas tarde conectar con 23. Cuando llego al final de zanja, el coche casi no puede avanzar. Lo intento un poco más y llego a la calle Infantas. El coche está frenado. Doblo en una bocacalle y lo paro. No avanza nada, se han quedado bloqueadas las ruedas de atrás.
Son las 14:00 horas el Sol es insoportable cae a plomo desde el zénit me atraviesa mi eje axial y seguro que se proyecta en el Nadir, abrasa y voy en pantalón corto y chancletas, No llevo ni un dólar. Me lo había gastado todo en el Yerbero. Joder! A kilómetros de casa y el Moscovich me hace esta. Me acuerdo de cuando me decían “si no es una cosa es otra pero siempre te la hacen”. A ver cómo salgo de esta.
Llamo a Carlitos desde el móvil cubano y le explico…
- Pero no puede ser …esto estaba bien me indica. Acabo de cambiar el “Hidro Bag” (la bomba del freno).
Veo que se queda más preocupado que yo, así que prefiero no increparle más. Lo que sea será, a fin de cuentas me lo he buscado yo. Me pongo debajo de la única sombra de 20 cms. Proyectada por un aparato de aire acondicionado que asoma tímidamente a la calle. Levanto la mirada del móvil a la derecha de la calle y veo a un hombre que me mira y sonríe. Detrás había una valla de cemento alta, pero se podía intuir que detrás había un taller de vehículos industriales. Le pregunto
- ¿No será usted mecánico?.
Me contesta:
- Yo no, pero él sí.
Señala a mis espaldas, me doy la vuelta y aparece como en los comics sin esperar un segundo un hombre de unos 60 años con una caja de herramientas de hierro azul. Y su mono azul del taller. Me sonríe y me dice.
- Mi hijo…¿Qué le pasa?
¡Qué barbaridad! ni el mejor de los servicios de un país de libre mercado me hubiera puesto un mecánico más rápido. Ni siquiera había mirado a la derecha y el ya estaba abriendo la caja. Me dijo que abriera la tapa del motor. Le dije que se había quedado frenado y fue directo a la bomba del freno, me miro sudando, hacía un calor insoportable y me comentó:
- Es el Hidrobag, es nuevo, pero se ha arrebatado por que está mal puesto. Tengo que abrirlo y regularlo de nuevo.
Estaba un poco apurado por que el hombre había empezado y no habíamos negociado, además tenía noticias para el.
- Pero es que no llevo ni un peso. Tengo que ir a la casa a por dinero.
- No importa “mijo” ya me pagarás.
Esto sí que era dedicación. Le pregunte cómo se llamaba me dijo que William.
- Y que ¿está usted por la calle viendo los coches que se rompen y acude a arreglarlos?
Afirmativo, estoy jubilado pero me gustan los coches. Así paso el día y me saco algún extra para seguir adelante. Con eso ayudo a mi hijo y mis “nietesitos.”
- ¿Cuántos Moscovich habrá desmontado?
- Huy ni se mijo.¿ 500 ó 600? Lo mismo me da un Ruso que un Americano.
En fin que Willian fue la bendición del día, porque apareció como por arte de magia en el momento indicado. A la pregunta cuánto te debo, me dijo que le pagara lo que quisiera. Así que le dije
- Serán 10.
- Dame 15 mijo que esto está muy malo.
- Ok, te los doy pero me debes la garantía.
Asintió con la cabeza me acompañó a casa le vendí la idea que era mejor que viniera conmigo así le daba el dinero en mano , pero la verdad es que prefería que se diera una vuelta conmigo en el coche para verificar que este funcionaba bien. Luego le deje en línea para que pudiera botear a su casa.